En pleno tiempo pascual, retomamos el proyecto TRAS LAS HUELLAS DE JESÚS, y esta vez lo hacemos haciéndonos eco de los sentimientos que tuvieron los primeros discípulos de JESÚS ante el hecho de la muerte del maestro. La experiencia de la cruz fue para ellos la muestra definitiva, a la vez que dolorosa, de que todo había terminado; muerto el mensajero, también desaparecía el bello mensaje del REINO. Los primeros relatos nos hablan de desorientación, de huída, de sepulcro vacío, de ir a embalsamar a un muerto. Pero el hecho sorprendente -que cambiará la historia de la humanidad- se produce: Jesús, cuando nadie lo esperaba, se les aparece, sale a su encuentro, se deja ver y llama a no tener miedo: el pecado ya no tiene la última palabra sobre Él; intentará hacerles comprender, de múltiples maneras, que no es un fantasma, que está vivo y que es el mismo que antes habían conocido. Les pide que vayan a GALILEA, a tierra de gentiles, allí se reunirán para empezar, nuevamente, a predicar, esta vez, la Resurrección, confesando con la vida que el profeta de la misericordia, es DIOS. Si el temor, la frustración y el desconcierto fueron las características principales durante la pasión de JESÚS, será ahora el momento del gozo, de la alegría -unido también a las primeras vacilaciones- aquello que caracterizará a estos nuevos discípulos que han hecho la experiencia de encontrare con JESÚS vivo. Si Dios lo ha resucitado, su mensaje es verdad, el REINO ha empezado, a partir de ahora sólo queda vivir en la tensión de ser testigos hasta que ÉL vuelva definitivamente. (Seguiremos con nuestros post)
¡Feliz tiempo pascual!
¡Feliz tiempo pascual!